Después de varios días de “operaciones de búsqueda y rescate, podemos decir que hemos finalizado la primera etapa, en la que existe la posibilidad de encontrar personas vivas”, indicó en conferencia de prensa el coronel Roger Juri, jefe del regimiento de ingenieros militares.
“Mantenemos esperanzas (de encontrar sobrevivientes) pero, en nuestra condición de personal técnico trabajando sobre el terreno, podemos decir que se van diluyendo”, añadió.
La violenta deflagración, causada según el gobierno por la explosión de 2,750 toneladas de nitrato de amonio almacenado desde hace seis años sin ninguna medida de seguridad en el puerto de Beirut, ha dejado un cráter de 43 metros de profundidad, según una fuente de la seguridad.
La tragedia no solo ha sacudido a barrios, negocios y hospitales, sino también profundamente al Gobierno.
Ayer dos ministros renunciaron en Líbano, donde se registraron choques por segundo día consecutivo entre las fuerzas del orden y manifestantes enfurecidos contra una clase política a la que acusan de negligencia por la explosión en el puerto de Beirut.
La primera renuncia desde la explosión del martes que dejó al menos 158 muertos, más de 6,000 heridos y a 300,000 personas sin hogar, fue la de ministra de Información, Manal Abdel Samad.
“Después de la enorme catástrofe de Beirut, presento mi dimisión del gobierno”, declaró la ministra. “Pido disculpas a los libaneses, no hemos sabido responder a sus expectativas”, explicó.
Horas más tarde, dimitió también el ministro libanés de Medio Ambiente y Desarrollo Administrativo, Damianos Kattar. “Frente a la enorme catástrofe (...) y (...) a un régimen estéril que ha fallado en diversas oportunidades, (..), decidí renunciar del gobierno”, anunció Kattar en un comunicado.
El primer ministro, Hasan Diab, se reunió con varios ministros para valorar la situación y contemplar su posible renuncia, según medios locales.